domingo, 14 de agosto de 2011
Y créeme cuando te digo que no es demasiado
Cuando respiramos, cogemos elementos que son imprescindibles para la vida en la tierra, como el oxígeno, por ejemplo. Pues bien, para mi, tu eres el oxígeno que necesito, te necesito más de lo que un pez necesita el agua. Eres la más adictiva de las drogas. Y a veces pienso que esta mala obsesión por ti, y por tu sonrisa es insana además de irracional. Pero el corazón tiene razones que la razón no entiende. Y me gustaría tenerte a mi lado y poder darte las razones que mi corazón tiene y no comprende, para que me expliques de una vez que haces para volverme loca. Porque me haces sufrir el sabor de la inocencia de tus labios sin remordimiento. Para dejarme sedienta de ti, de tu aura extrañamente vinculante en la que puedes flotar en distintos sentimientos que me hacen un poquito más dependiente de ti. Y puedo vivir sin ti tanto tiempo como dure una burbuja flotando en el viento de otoño, y créeme cuando te digo que no es demasiado.
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