Y ya solo queda esperar, aguantar todos los impedimentos que el destino se empeña en ponernos y aguardar a que la eterna tormenta amaine por fin. Que se canse y luche contra nuestro muro inquebrantable, porque no tiene que hacer, Su batalla ya está perdida. No puede luchar contra algo más fuerte que ella misma, y sé que cuando todo acabe, seré feliz para siempre con mi príncipe
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