sábado, 31 de diciembre de 2011
No hay razón para seguir de pie.
En un instante se me fueron las ganas de vivir, se fueron por la ventana para conocer a el que me las quitó sin más miramientos, con tres simples palabras, esas palabras que desde el inicio de los tiempos llevan destruyendo almas desde dentro con el único poder de la convicción que te dice que ya no tienes por qué seguir de pie. No te quiero. A ver, el cerebro trabaja de formas muy extrañas y maldigo el momento en el que empecé a sentir amor, porque no te quiero, tres simples palabras duelen más que por ejemplo vete a duchar o apaga la tele. Los sentimientos complican la vida más de lo estrictamente necesario. Porque ahora duele mucho, y él es el principal culpable. Pero no puedo permitir que a él le duela mi error de haber sido tan empedernidamente enamoradiza, además; ¿Qué le voy a decir? ¿Me acercaré a él y le diré, te odio por no amarme? No sería justo. Tengo que cancelar todos mis planes de futuro, ya no me apetece sonreír, ya no quiero llorar, no quiero sentir nada. Permaneceré sentadita en un rincón pidiéndole a dios que me deje un minuto para respirar. Para ser feliz. Para olvidar mí cáscara de muñequita de cera, de ojos mojados y mejillas frías. De cuerpo de inerte, de corazón vacío. Para poder mirar mi pasado y contemplar los planes que tenía en aquel momento, cuando imaginaba el acurrucadito junto a mí en la hierba. Contemplar cómo me miraba y yo pensaba que sentía lo mismo que yo. Pero todo son sueños rotos. Tú eres el príncipe de mis sueños que vino a decirme que no tenía permiso para soñar con él. El que movió mis recuerdos, empañándolos, metiéndolos en un baúl con cerrojo y el que se llevó la llave. El que me cerró las puertas sin abrir las ventanas. El que me hizo creer en el amor sin querer; porque quiere que sea feliz pero no con él. Porque cuando me abrazabas, yo siempre tan ilusa veía más allá de una amistad, veía más que un abrazo. Veía un futuro, un “felices para siempre”, una boda, una vida juntos… veía castillos en el aire, nada dolía, nada me hería, nada pararía el tren en el que estaba subida. Ahora tengo mi vida esparcida por los rincones, con solo mis manos para servirme de apoyo y mi alma roída por algo más fuerte que yo y muy poco racional. Algo que mata, algo que hace sufrir; que te hierve los nervios lentamente, llevándome a una locura muy dulce y dolorosa. Pero al fin y al cabo es por amor, y todo el mundo dice que el amor es bonito y siguiendo la secuencia lógica el dolor del desamor no puede ser tan malo como otros, pero la cosa está en que el amor no es algo que siga cadenas lógicas, es mágico, y más doloroso que mil torturas y venenos. Ahora solo queda esperar. Esperar a que el tiempo que me ata a la existencia , deje de luchar conmigo, la personita hecha pedazos por algo que quema, que arde, que no me deja dormir. Porque tú eras mi Superman, mi héroe, mi amigo, mi puerto seguro, me comprendías con una mirada, y me consolabas con un abrazo y un “todo saldrá bien”, pero no estaba a tu altura. Tú juegas en una liga superior. ¿Ahora qué hago yo? Porque puedo vivir toda mi vida sabiendo que no me quieres, aunque sea doloroso. Lo peor es que ya no estás cómodo a mi lado; te sientes violento. Te vas a alejar de mí, y mi lado racional me dice que es lo mejor, lo más fácil y lo más seguro para mi cordura. El problema es que el lado racional se ve ampliamente superado por el irracional, solo quiero patalear, llorar pelearme con el mundo, aun sabiendo que en este momento no tengo fuerzas ni para mantenerme erguida. Solo me apetece quejarme, despejar la frustración de mi mente, dejando que sea el lugar tan sano que era antes. Ahora solo me queda avanzar en silencio con el corazón en un puño, con la esperanza de que la muerte que he elegido no sea dolorosa; las voces en mi cabeza no me dan más plazo, así que me tiré puente abajo, murmurando una palabra; tu nombre.
Que este año sea como yo quiero;
y que pueda realizar todo esos propósitos que deseo realizar desde tiempos inmemorables.
Ojalá mis deseos se cumplan con la fe de que las doce uvitas me ayuden a lograrlo.
Ojalá este año seas mio, más que nunca.
Ojalá mis deseos se cumplan con la fe de que las doce uvitas me ayuden a lograrlo.
Ojalá este año seas mio, más que nunca.
viernes, 30 de diciembre de 2011
Todo lo que necesitamos es amor.
Y no creas que no lo sé, pero a estas alturas me he resignado a pensar en ti como en un amigo. Un amigo con el que tienes mucha confianza, pero que no le hablas a menudo por miedo a que descubra todo, a que destape el gran pastel.
Y un mundo sin ti, mi mundo sin ti, pasaría a ser un desierto árido y seco. De esos en los que no hay lugar para la esperanza, esos en los que te encuentras sin salidas, en los que estás sola. EN LOS QUE NO ESTÁS TÚ.
Y un mundo sin ti, mi mundo sin ti, pasaría a ser un desierto árido y seco. De esos en los que no hay lugar para la esperanza, esos en los que te encuentras sin salidas, en los que estás sola. EN LOS QUE NO ESTÁS TÚ.
martes, 27 de diciembre de 2011
Dtsnstlelm.
Quiero sentirte, tocarte, abrazarte.
Notar que hay alguien ahí que escucha mis gritos, mis llamadas de atención, mis más sinceras derrotas.
Que oye como me desgarro con la injusticias, como me río de alegría, o simplemente alguien que me cobije cuando llueva.
Alguien al que no le importe como soy. Alguien que confíe en mi confianza.
TÚ. Tú eres ese alguien.
Esa persona que espero día tras día tras día tras día... desde hace 3 largos años, esa persona con la que tuve oportunidades, esas que dejé pasar. Por temor. Por vergüenza. Por ser tú quien lo pedía.
Lo peor, lo peor de todo esto, es que ahora tengo que mirar tus ojos, y disimular toda clase de afecto superior a una amistad.
Llevo esperando lo imposible demasiado tiempo. Y soy consciente que si tu no das el primer paso, yo tampoco lo voy a dar. No sería capaz de hacerlo.
Sólo me queda ver tras la ventana como tu vida pasa y la mía se marchita observándola.
Notar que hay alguien ahí que escucha mis gritos, mis llamadas de atención, mis más sinceras derrotas.
Que oye como me desgarro con la injusticias, como me río de alegría, o simplemente alguien que me cobije cuando llueva.
Alguien al que no le importe como soy. Alguien que confíe en mi confianza.
TÚ. Tú eres ese alguien.
Esa persona que espero día tras día tras día tras día... desde hace 3 largos años, esa persona con la que tuve oportunidades, esas que dejé pasar. Por temor. Por vergüenza. Por ser tú quien lo pedía.
Lo peor, lo peor de todo esto, es que ahora tengo que mirar tus ojos, y disimular toda clase de afecto superior a una amistad.
Llevo esperando lo imposible demasiado tiempo. Y soy consciente que si tu no das el primer paso, yo tampoco lo voy a dar. No sería capaz de hacerlo.
Sólo me queda ver tras la ventana como tu vida pasa y la mía se marchita observándola.
Desesperación Total Si No Siento Tus Labios En Los Míos.
¡Hola bloggers!
Quisiera hacer un alto en mis publicaciones; ya de por si escasas, tengo que admitirlo, para informaros de que tengo un nuevo blog al que me voy a dedicar a fondo. He tenido unos meses muy complicados, por lo que no he podido escribir tanto como hubiera deseado, pero ahora está todo más o menos controlado y podré escribir tanto aquí mi blog de textos, como en Pin'up mi nuevo blog de moda y tendencias.
Por último quiero prometer y prometo, dedicar más tiempo al mundo Blogger, y mejorar todo lo que pueda.
Felices fiestas.
Quisiera hacer un alto en mis publicaciones; ya de por si escasas, tengo que admitirlo, para informaros de que tengo un nuevo blog al que me voy a dedicar a fondo. He tenido unos meses muy complicados, por lo que no he podido escribir tanto como hubiera deseado, pero ahora está todo más o menos controlado y podré escribir tanto aquí mi blog de textos, como en Pin'up mi nuevo blog de moda y tendencias.
Por último quiero prometer y prometo, dedicar más tiempo al mundo Blogger, y mejorar todo lo que pueda.
Felices fiestas.
lunes, 26 de diciembre de 2011
Un día en París.
Eres el rey de mis pensamientos. No es justo que todas mis funciones vitales se concentren en hacerte a ti feliz; pero disfruto la sensación.¿Sabes lo que quiero? Quiero una tarde de otoño en París, en una calle cualquiera; quiero que nadie me preste atención, parecer una chica cualquiera en la gran ciudad, con un chocolate caliente, intentando calmar el frío y esquivando las hojitas amarillas y marrones que me golpean la cara.
Quiero que aparezcas tú entre la multitud, caminando en mi dirección, con tus ojos puestos en los míos, y hablándome en un perfecto francés, decirme un “Bonjour, mon cherie” y hacer estremecer todas mis terminaciones nerviosas.
Quiero que vayamos a cenar. No hace falta un gran restaurante, prefiero tu pisito con vistas a la Tour Eiffel, comiendo tortilla y pan, con un vino tinto, y alumbrados por velas. Quiero que me muerdas la oreja, y me hagas cosquillas en el cuello. Que me beses con esos labios con sabor chocolate.
Ver Titanic juntitos en el sofá, al lado de la chimenea y con nuestra mantita traída de nuestro viaje a Nepal. Cuando los protagonistas se juren amor eterno, espero que tu hagas lo mismo.
Dime que me quieres. Solo necesito eso.
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