Y no creas que no lo sé, pero a estas alturas me he resignado a pensar en ti como en un amigo. Un amigo con el que tienes mucha confianza, pero que no le hablas a menudo por miedo a que descubra todo, a que destape el gran pastel.
Y un mundo sin ti, mi mundo sin ti, pasaría a ser un desierto árido y seco. De esos en los que no hay lugar para la esperanza, esos en los que te encuentras sin salidas, en los que estás sola. EN LOS QUE NO ESTÁS TÚ.
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